.




jueves, 28 de febrero de 2019

La necesidad



Anión, el molinero, cargó un dfa
con un costal de harina su borrico
y dijo a un hijo suyo:—Mira, chico,
coge este burro y ve en un periquete
a llevar a la tía Calandanga
este costal de harina. Corre, vele.—
Enjugó con la manga
una lágrima el chico y dijo:—Padre,
yo no voy, pues discurro
que me voy a ver negro
si en el camino se me cae e! burro
o hace en el polvo cama.
—Eso, replica Anión, no le dé pena;
si le sucede, llama
a la Necesidad, que irá al momento,
y en un Jesús le cargará el jumento. —
Atizó cuatro lapos en las ancas
el chico al burro, y emprendieron ambos
su camino por zancas y barrancas;
pero al llegar a un sitio donde había
mucho polvo, el borrico
dijo, rabiando por soltar la carga:
— ¡Ay qué polvo tan rico
para dormir la siesta —
Y así diciendo, se tumbó a la larga.
Palo va, palo viene,
íantos el chico al jumenfillo pega
que aun en las ancas las señales liene;
pero viendo que brega
inútilmente, le soltó la carga,
y sólo así se levantó el jumento.
— ¡Necesidad! exclama el pobre chico.
¡Necesidad! hágame usted la gracia
de venir a cargarme este borrico.—
Espera un rato, pero nadie acude;
vuelve a llamar y nadie le responde,
y convencido, al fin, de que no hay nadie
que en tan penosa situación le ayude,
—la industria, dice, ayudar á mi brazo —
y ¿qué hace? El asno arrima,
en seguida a un ribazo,
y llevando el costal hasta allí a vueltas,
al fin al asno se le planta encima,
y a casa de la tía Calandanga
m á s alegre llegó que una charanga.
Cuando volvió al molino,
le preguntó su padre si le había
ocurrido algún lance en el camino,
y el muchacho al momento
le contó la ocurrencia del jumento.
—Llamé, dice, cien veces
a la Necesidad, pero no vino!—
Y Antón replica:—Te equivocas mucho,
pues ella fué quien fe cargó el pollino.



domingo, 24 de febrero de 2019

Curas oportunas



Juan se metió a curandero
aunque era en el arte un topo,
y se ganaba el galopo
con sus curas buen dinero.
Un día llegó a sus puertas
un niño pidiendo cura,
pues íenía la criatura
entrambas piernas muy tuertas.
El curandero le puso
en ellas cierto aparato,
y las tuvo a poco rato
tan derechas como un huso.
—Veamos, dijo un patán
de piernas muy contrahechas,
si a mí me pone derechas
las patas el señor Juan.—
Y es claro, como era rico,
le ofreció lo que quisiera
con ial que se las pusiera
tan derechas como al chico.
Abrió el curandero un ojo
tamaño cuando esto vió,
mas... por má s que caviló,
el cojo se quedó cojo.
Demuestran tales sucesos
que quien corregirse quiera
no lo alcanzará si espera
a que estén duros sus huesos.



miércoles, 20 de febrero de 2019

El taponazo



Meneaba cierto día
una botella un muchacho,
y la botella decía:
— ¡Estáte quieto, borracho,
mira que cuando me enojo
de todo soy muy capaz!
íMira que te salto un ojo
si no me dejas en paz!
Poco esta amenaza vale
a la paciente botella,
que el chico, dale que dale,
sigue jugando con ella.
—Te vas a llevar un chasco
que tu impertinencia ataje,
exclama de nuevo el frasco
bufando ya de coraje.
Y viendo que aquel atún
se burla de su despecho,
fermenta, y el corcho ¡pum!
le salta el ojo derecho.
Nadie al pacífico tiente,
que al fin estalla su enojo,
y se queda el insolente
cuando menos sin un ojo.



sábado, 16 de febrero de 2019

El pintamonas



De las selvas de Guinea
pasó a las hispanas zonas
un simio de cara fea
y se metió a pintamonas.

Al ver los chafarrinones
de su groseros pinceles,
Murillo le dió lecciones
del divino arte de Apeles,
diciendo: «Quizá este mono
con lo que en el lienzo trace
dará a su linaje tono, 
que buena falta le hace.»
Se engañó el pintor eximio
en su generosa idea,
que lo que trazó el ruin simio
procedente de Guinea,
así que en trazar figuras
estuvo un poquito diestro,
fué infames caricaturas
de su glorioso maestro.
Y esto prueba, aquí y en Flandes,
que es el sueño de los sueños
esperar acciones grandes
de entendimientos pequeños.



martes, 12 de febrero de 2019

Dime con quien andas



Un niño cogió un gorrión
que halló en el suelo tendido
y en su casa le hizo un nido
con esparto y algodón.
Creció el pájaro, y a fe
que era lindo en demasía,
pero el pobre no sabía
ni aun cantar el mi do re.
Y el niño que lo observó,
dijo para su capote:
-—Este pájaro es un zote,
mas he de avisparle yo,
¿No sabe cantar primores
y sabe comer el maula?
Pues le encerraré en la jaula
de los bellos ruiseñores.—
Y dicho y hecho, al momento
le puso en tal compañía,
y el gorrión ai otro día
cantaba que era un portento.
El niño que lo escuchaba,
satisfecho de esta prueba,
bajó el gorrión a la cueva
donde dos cuervos guardaba.
y esta verdadera historia
dice a seguido renglón
que al otro día el gorrión
graznaba que era una gloria.
De ser malo no se asombre
quien con malos pasa el día.
Buena o mala compañía
hace bueno o malo al hombre.



sábado, 9 de febrero de 2019

El orgullo



Entre las varias flores
de un lozano jardín, hubo una rosa
tan fresca, tan hermosa,
de tan vivos colores,
que según dicen, era
envidia de la misma primavera.
Sucedió una mañan a
que al asomar el sol por el oriente
subió una parda oruga
por el fallo naciente
de la rosa, que al ver tal desacato
la dijo enfurecida:
—Oruga vil ¿te atreves
a hollar con torpe planta mi corola?
iTu, villana, ni aun debes
aspirar a la cárdena amapola —
Al oír este ultraje,
palideció la oruga, y su coraje
fué a ocultar, exclamando
con voz triste y llorosa:
— ¡Oh Dios! ¿cuando seré yo mariposa?
Transcurrido algún tiempo, como todo
tiene en el mundo fin, también le tuvo
la funesta prisión en que yacía
la miserable oruga, y con las alas
renació su alegría,
porque admiraba de la selva umbrosa
las sorprendentes galas,
del río las espumas
y de las aves las rizadas plumas.
Volvió al jardín, y vió que los claveles,
las blancas azucenas
y los morados lirios, levantaban
sus hermosas corolas
y una mirada tierna demandaban.
Del nocturno rocío
la mostraba la rosa blancas perlas,
murmurando: —;Bien mío,
ven a mi seno nítido a beberías!—
— Sultana de las flores,
(contestó la pintada mariposa)
¿porque miras mis alas metalizadas
de brillantes colores
fijas en mí tus pérfidas miradas?
Oruga, despreciaste
mis caricias, fiada en tu hermosura;
mariposa, me amaste...
yo desprecio ese amor y esa ternura.
¡AI fin cosa de flores
el juzgar por los signos exteriores!—
Dijo, y voló ligera
por la gentil pradera
sin esperar contestación alguna,
en tanto que la rosa
enlrcgaba una a una
sus hojas a las auras fugitivas;
y cuando ya tocaba en el ocaso
el sol amarillento,
lanzó la flor su postrimer aliento.
El que midiere al hombre
por el traje que viste, no se asombre
de ser, mal de su grado,
por el má s despreciable despreciado.



martes, 5 de febrero de 2019

El lagarto y el zorro



A un Lagarto metido en su agujero,
extraordinario ruido
excita la atención; sale ligero,
y lo que ve le deja sorprendido.
lin fúnebre carroza, que seguían
antorchas y cantantes,
un féretro enlutado conducían
al panteón seis fuertes elefantes.
A un Zorro, que pasaba allí cercano,
volviendo la cabeza
y la risa cubriendo con la mano,
así le manifiesta su extrañeza:
— Son de un escarabajo funerales
esa pompa tan rara,
digna de risa; pero, en casos tales,
la oculto porque suele salir cara.
¡Tal aparato a objeto tan mezquino!
Por no morir de risa,
al presenciar tan fiero desatino
me zampo en mi agujero a toda prisa.—
Esta lección aprendan los pedantes
que toman el trabajo
de pronunciar discursos elegantes
sobre alguna cuestión escarabajo.



domingo, 3 de febrero de 2019

La abeja y el zángano



—¿Qué causa, infeliz, he dado
para que me desleiréis?—
triste un Zángano decía
a una Abeja, que al dintel
se hallaba de una colmena.—
¿Quiere s indicarme a quién
he causado el menor daño ?
—A nadie, seguro es—;
respondió al punto la Abeja; -
pero ¿cuándo hiciste bien?
¿Bast a ser inofensivo
para que comas la miel
que cogemos de las flores?
¿Te gusta holgar? Marcha, pues,
adonde, por no hacer nada,
casa y comida te den,
que aquí tan solo el trabajo
con fruto consigue prez.—
Sabia y concisa la Abeja
hizo al Zángano entender
que no basta no hacer mal,
es necesario hacer bien.