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lunes, 25 de mayo de 2015

Una vieja a un cántaro (Fedro)


De Fedro


Yacía en tierra un cántaro vacío, y ya fuese por las heces del vino 
o ya por lo exquisito de su barro, es lo cierto que despedía suavísima fragancia.

 Violó una vieja, y después de haberle olido, dijo así: «¡Oh suave licor! 
¿En qué alabanzas no me desharé al ponderar lo que antes fuiste, mostrando
 todavía tales reliquias?»

Lo que ahora escribo (dice Fedro) declara cuál debió ser el vigor y elegancia de lo que escribí en mejores días.

De las cosas buenas, aun sus vestigios nos deleitan y cautivan.


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