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martes, 13 de marzo de 2018

La golondrina y el hijo pródigo



Tras gastarse todo el dinero que sus padres le habían dejado como herencia, un hijo pródigo volvió a su lugar de origen con la única compañía de un lujoso manto para arroparse. Casi llegando a la que un día fue la casa de sus antepasados, pasó ante sus ojos una juguetona golondrina, que había llegado antes de tiempo.

Pensando que a punto estaba de llegar la calurosa primavera, y que con ella no iba a tener que utilizar más el pesado manto que tanto tiempo llevaba acompañándole, se acercó al pueblo más cercano para venderlo en el mercado.

Pero, desafortunadamente para él, las condiciones meteorológicas cambiaron tan bruscamente, que el aire era tan frío como los días más rudos del largo invierno. Muerto de frío, se encontró en su camino a la golondrina, tan congelada como él. Muy enfadado con ella le dijo:

-¡Maldita seas golondrina! Por hacer caso a tu estúpido sentido de la orientación, he vendido la única cosa que me daba calor y podía procurarme algo de riqueza cuando ya no la necesitara.

Toma nota de si es la hora correcta antes de ejecutar una decisión. 
Una acción a destiempo puede ser desastroza.



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