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sábado, 7 de julio de 2018

El abeto y el espino



Muy cerca de cierto bosque crecían, casi juntos, un abeto y un espino en perfecta armonía.

Un buen día, rompieron las paces y discutieron como declarados enemigos.

El abeto, en tono despectivo, dijo al espino:

—Mírame, que esbelto, frondoso y alto soy. Con mi madera se techan hermosos templos y se construyen grandes barcos. ¿Cómo, pues, infeliz, pretendes compararte conmigo?

El espino no se acobardó frente a tan repentina provocación y, usando de mucha prudencia, le respondió:

—Amigo, si pensaras en el hacha y la sierra que cercenan y destrozan tus entrañas, sé que desearías tener la estrella del espino.

El soberbio perece, y el humilde permanece.



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