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martes, 5 de febrero de 2019

El lagarto y el zorro



A un Lagarto metido en su agujero,
extraordinario ruido
excita la atención; sale ligero,
y lo que ve le deja sorprendido.
lin fúnebre carroza, que seguían
antorchas y cantantes,
un féretro enlutado conducían
al panteón seis fuertes elefantes.
A un Zorro, que pasaba allí cercano,
volviendo la cabeza
y la risa cubriendo con la mano,
así le manifiesta su extrañeza:
— Son de un escarabajo funerales
esa pompa tan rara,
digna de risa; pero, en casos tales,
la oculto porque suele salir cara.
¡Tal aparato a objeto tan mezquino!
Por no morir de risa,
al presenciar tan fiero desatino
me zampo en mi agujero a toda prisa.—
Esta lección aprendan los pedantes
que toman el trabajo
de pronunciar discursos elegantes
sobre alguna cuestión escarabajo.



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