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viernes, 26 de octubre de 2018

El loro y el burro



Un pobre Burro, ¡burro desgraciado!, con su carga en el lomo caminaba de tal modo agobiado, que a su excesivo peso se doblaba. Un Loro charlatán en el camino hallóse al pobre Burro; y observando que, cansado y mohíno, iba casi arrastrando,  díjole:—Burro amigo, mucha carga lleváis, se me figura; si no hacéis ahora mismo lo que os digo bien pronto encontraréis muerte segura.

Lo que tanto os fatiga es el exceso de vuestra carga; y si ahora en el instante dejarais la mitad, con menos peso fácilmente salierais adelante. —No puedo—dijo el Burro suspirando hacer lo que decís, y me es forzoso llevar todo este peso, aunque arrastrando y sin darme un momento de reposo, encontrara la muerte en el camino;— y cansado como antes y mohíno, volvió a emprender su marcha interrumpida, lamentando su pobre y triste vida.

Así siguió marchando largo trecho; pero tanto la carga le pesaba, que al subir un repecho sintió que ya su fuerza se agotaba y exámine cayó medio deshecho.

El Loro, que los pasos le seguía, díjole entonces:—Ya lo veis, amigo, al fin os sucedió lo que decía; de vuestra obstinación ved el castigo.— Alzó el Borrico la abatida frente, y mirándole al Loro de soslayo, díjole débilmente: —Si en vez de hablar así, seor papagayo, cuando me visteis por la vez primera me dierais vuestra ayuda, de seguro del modo que me veo no me viera; porque lo que hace falla en un apuro no son palabras má s o menos rudas, que nada son palabras sin ayudas.

Noble género humano: aprende lo que dijo el Burro a l Loro. Cuando en peligro mires a un hermano, guarda de tus palabras el tesoro y, en vez de aconsejar, dale la mano.



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