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jueves, 22 de noviembre de 2018

Los pedazos de mármol



Al pie de una cantera de mármol de Carrara, varios gigantes bloques restos de una gran ruina semejaban; mientras otro, movido por cuerdas y palancas, a un carro conducían muchos obreros en alegre zambra. Diez poderosos bueyes, uncidos por el asta, iban la inmensa mole a llevar a través de la montaña ; y cuando al recibirla rechinaron las tablas, oyóse en el espacio sordo rumor de voces y amenazas.

—¿Por qué nos abandonas? las piedras murmuraban; ¿qué buscas en tu orgullo fuera de estas regiones solitarias? — El hombre me ha elegido, respondió la arrastrada, para que al mundo admire, centinela perpetuo de su fama.

Si hasta hoy he sido roca, mañana seré estatua; no tengo yo la culpa de ser la más hermosa y la má s blanca. —Piedad antes que enojo en nosotras hallaras si cautiva a la fuerza de tu profanación no hicieses gala. Pero en vano te engríes, la vanidad le engaña , que aun cambiando de forma piedra será s cual somos tus hermanas; y antes de que te eleves del vulgo a las miradas, ¡no sabes tú los golpes de cincel y martillo que le aguardan! Los hombres en la tierra son mármoles con alma, y si éstos al labrarse dejan polvo, aquéllos dejan lágrimas.



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