.




lunes, 24 de agosto de 2015

El castaño y la higuera - Leonardo Da Vinci



Un viejo castaño vio un día a un hombre subido en una higuera.
El hombre atraía hacia él las ramas, arranca los frutos y uno detrás de
otro se los ponía en la boca, deshaciéndolos con sus duros dientes.
El castaño, con un largo murmullo de hojarasca, dijo:
- ¡Oh, higuera, cuánto menos debes que yo a la madre naturaleza!
¿Ves cómo me ha hecho? ¡Qué bien ha protegido y ordenado mis
dulces hijos, al vestirlos primero con una camisa sutil, sobre
la cual ha puesto una chaqueta de piel dura y forrada! Y no contenta
con haberme hecho tanto bien, ha construido para ellos una cubierta sólida y encima ha plantado muchas aguzadas espinas para defenderlos
de las manos del hombre.
Un higo, al oír esto, se echó a reír y después de haber reído mucho dijo:
- ¿Pero tú conoces al hombre? Tiene tal ingenio que de todos modos se
llevará tus frutos. Armado de pértigas, de palos, de piedras, sacudirá
tus ramas, hará caer tus frutos y cuando estén caídos los pisoteará o
los aplastará con las piedras para sacarlos de la cáscara tan erizada de
espinas, y tus hijitos saldrán de ella maltrechos, rotos y estropeados.
En cambio, yo soy tratado con delicadeza, ya que únicamente me
tocan con las manos.

Suelen obtener mejores resultados el que en
lugar de oponerse ciega y tercamente a
los embates del infortunio, cede a sus ataques
o los sortea, esperando con la mente
despierta, la mejor oportunidad de cambiar
su suerte.


Otros blogs que te pueden interesar.


Image and video hosting by TinyPic

No hay comentarios:

Publicar un comentario