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miércoles, 31 de octubre de 2018

Oro y papel



En el fondo del mar una guinea como un ojo de fuego relucía; ¡el hombre codicioso no lo sabe, los peces ni la miran! ¿De qué sirve la efigie de Victoria en buen oro acuñada , si perdida en la arena reposa oscuramente sin saludar al día? Entre tanto, del banco los billetes de grandes y pequeños la codicia excitan poderosos, y grasicntos van a manos pulidas.

Y iodos reverentes los acatan, los buscan, los atraen y acarician, y ellos vuelan cual aves veleidosas, en incesante gira.

Así conozco yo sin valor propio personajes-billetes en la vida, que figuran merced a que algún bando los usa con su firma.

Y hombres-guineas, probos y entendidos, vegetan ignorados en provincia: los gobernantes ciegos no lo saben, ¡los peces ni los miran!



lunes, 29 de octubre de 2018

El cinturón de oro



De California volvía un joven aventurero, y en un cinturón de cuero águila s de oro traía, y la vida en su dinero. Sobre el mar que late en calma el sol del trópico brilla, y meciéndose en la quilla, plácida adormece el alma la perezosa barquilla.

M il ensueño s de grandeza, ensueño s mil sonrosados, bellos, ardientes, dorados, en la juvenil cabeza nacían atropellados. La calma a soñar convida; mas, en zozobra el sosiego se trueca al grito de ¡fuego! y ante el riesgo de la vida, reina soberano el ego.

Brota la llama perversa amenazante y traidora, y con luz siniestra dora del mar la lámina tersa y la barquilla devora. El mozo, desesperado y partido el corazón, el pesado cinturón se ciñe, descaminado por su engaños a ambición.

Desatraca el bote en tanto porque la llama ya apura, jy se aleja!-%Oh desventura! ¡Y se aleja! —¡Oh cielo santo! ¡Y lo deja! —¡Suerte dura!... Audaz a la mar se lanza con firme resolución; pero fué su perdición el oro de su esperanza que lleva en el cinturón.

Aquel poderoso lazo, fábrica de su egoísmo, para siempre, por sí mismo, como un diabólico abrazo lo sujetó en el abismo.

¡Cuánta s veces las riquezas no trastornan las cabezas con loca fascinación! Recuerda, niño, que empiezas, el cuento del cinturón.



viernes, 26 de octubre de 2018

El loro y el burro



Un pobre Burro, ¡burro desgraciado!, con su carga en el lomo caminaba de tal modo agobiado, que a su excesivo peso se doblaba. Un Loro charlatán en el camino hallóse al pobre Burro; y observando que, cansado y mohíno, iba casi arrastrando,  díjole:—Burro amigo, mucha carga lleváis, se me figura; si no hacéis ahora mismo lo que os digo bien pronto encontraréis muerte segura.

Lo que tanto os fatiga es el exceso de vuestra carga; y si ahora en el instante dejarais la mitad, con menos peso fácilmente salierais adelante. —No puedo—dijo el Burro suspirando hacer lo que decís, y me es forzoso llevar todo este peso, aunque arrastrando y sin darme un momento de reposo, encontrara la muerte en el camino;— y cansado como antes y mohíno, volvió a emprender su marcha interrumpida, lamentando su pobre y triste vida.

Así siguió marchando largo trecho; pero tanto la carga le pesaba, que al subir un repecho sintió que ya su fuerza se agotaba y exámine cayó medio deshecho.

El Loro, que los pasos le seguía, díjole entonces:—Ya lo veis, amigo, al fin os sucedió lo que decía; de vuestra obstinación ved el castigo.— Alzó el Borrico la abatida frente, y mirándole al Loro de soslayo, díjole débilmente: —Si en vez de hablar así, seor papagayo, cuando me visteis por la vez primera me dierais vuestra ayuda, de seguro del modo que me veo no me viera; porque lo que hace falla en un apuro no son palabras má s o menos rudas, que nada son palabras sin ayudas.

Noble género humano: aprende lo que dijo el Burro a l Loro. Cuando en peligro mires a un hermano, guarda de tus palabras el tesoro y, en vez de aconsejar, dale la mano.



martes, 23 de octubre de 2018

La mariposa y la hormiga



—Yo soy la mariposa,
y voy de flor en flor.
—Yo soy la pobre hormiga,
y por la tierra voy.
—Dichosa es mi exislencia
al trascurrir veloz.
— Mi vida es miserable;
no puede ser peor.
—¿No hay flores en el mundo?
—¿Qué es para mí una flor?
—¿No admiras los colores
que Mayo les prestó?
—Sólo su tallo veo,
y temo el aguijón
de las espinas duras
que esgrime alrededor.
—Míralas por encima,
verá s qué bellas son.
—¡Es que tú tienes alas
y no las tengo yo!



viernes, 19 de octubre de 2018

La ranita sorda



Un grupo de ranas viajaba por el bosque, cuando de repente dos de ellas cayeron en un pozo profundo. Las demás se reunieron alrededor del agujero y, cuando vieron lo hondo que era, le dijeron a las caídas que, para efectos prácticos, debían darse por muertas. Sin embargo, ellas seguían tratando de salir del hoyo con todas sus fuerzas. Las otras les decían que esos esfuerzos serían inútiles.

Finalmente, una de las ranas atendió a lo que las demás decían, se dio por vencida y murió. La otra continuó saltando con tanto esfuerzo como le era posible. La multitud le gritaba que era inútil pero la rana seguía saltando, cada vez con más fuerza, hasta que finalmente salió del hoyo. Las otras le preguntaron: «¿No escuchabas lo que te decíamos?». La ranita les explicó que era sorda, y creía que las demás la estaban animando desde el borde a esforzarse más y más para salir del hueco.

Piensa si en algún momento lo que alguien te ha dicho ha impedido o bloqueado algún proyecto, alguna acción o alguna conversación pendiente.
Recuerdas en algún momento que a pesar de lo que te decían los demás has conseguido tu meta. Cómo lo ves desde la distancia. ¿qué estrategia utilizaste?
¿Cómo puedes hacer que lo que te dicen los demás no te influya negativamente?¿qué es lo peor que podría pasar? ¡Cuenta con ello!
Quizás lo que te dicen los demás incluye sus miedos y sus limitaciones y tú sin darte cuenta estás haciéndolos tuyos. ¿Quién dijo miedo?





martes, 16 de octubre de 2018

El cazador de pájaros y el áspid



Un cazador de aves voladoras, vio que era bueno salir de caza, se apresuro y alisto todo lo necesario para empezar su día. Este cazador disfrutaba mucho de este hobby, para él, pues desde niño vio que su padre y tíos se dedicaban a hacer lo mismo con gran éxito, y vaya que sí aprendió.

En el camino el cazador vio a un tordo, un ave que daba vueltas de árbol en árbol. En ese momento alisto su herramientas sin dejar de ver hacia arriba del árbol, no quería perder de vista al tordo para que no se le escape. Pero por hacerlo, distraído en sus intentos, no fue capaz de ver lo que tenía muy cerca de sus pies, pues en el lugar donde pisaba abundaban las cobras, y muy cerca a el había una que descansaba muy cerca del árbol, una vez que sin querer la aplasto la cobra mordió al cazador causándole un gran dolor de muerte.

Habiéndose hecho daño a sí mismo el infeliz hombre, lamentando su imprudencia, renegó de lo sucedido mientras agonizaba y con dolor y llanto exclamó:

-¡No puede ser! yo queriendo atrapar a mi presa y termino siendo presa de un áspid, solo por no ver por donde camino, acabando con mi vida inútilmente un ser más astuto que yo mismo.

Si le haces daño a alguien, piensa si en realidad atraes hacia ti, tu propia 
destrucción.



sábado, 13 de octubre de 2018

El cazador miedoso y el leñador



Buscando un cazador la pista de un león, preguntó a un leñador si había visto los pasos de la fiera y dónde tenía su cubil.

-Te señalaré al león mísmo. -dijo el leñador.

-No, no busco al león, sino sólo la pista- repuso el cazador pálido de miedo y castañeteando los dientes.

Si quieres ser atrevido en las palabras, con más razón debes ser valiente con los actos.



miércoles, 10 de octubre de 2018

El bandido y la morera



Un bandido que había asesinado a un hombre en un camino, al verse perseguido por los que allí se encontraban, abandonó a su víctima ensangrentada y huyó. Pero viéndole unos viajeros que venían en sentido contrario, le preguntaron por qué llevaba las manos tintas; a lo que respondió que acababa de descender de una morera. Entretanto llegaron sus perseguidores, se apoderaron de él y le colgaron en la morera. Y el árbol dijo:

-No me molesta servir para tu suplicio, puesto que eres tú quien ha cometido el crimen, limpiando en mí la sangre.

A menudo ocurre que personas bondadosas, al verse denigrados por los malvados, no tienen duda en mostrarse también duros contra ellos.

sábado, 6 de octubre de 2018

El pastor y los corderos



Experto, vigilante, precavido y celoso era de sus corderos guardián el buen jeromo. Para vivir alerta, íenfa seis u ocho mastines en su aprisco cerrado a piedra y lodo.
Decía a sus corderos: 
¿Quién en estos contornos, estar á tan guardado como lo estáis vosotros? 
Gracias a mis desvelos, como amo cariñoso, podéis vivir tranquilos y sin temor al lobo.
Los corderos ies claro! reventaban de gozo y gratitud al verse cuidados de aquel modo.
Cuando los tuvo el amo bien rollizos y gordos, los iba al matadero llevando unos tras otros.
Y al ver los infelices correr sangre del prójimo y que el cuchillo estaba al sacrificio pronto, así al pastor decían con un pesar muy hondo:
«¡Canario! ¿Y para esto nos guardabas del lobo?»



miércoles, 3 de octubre de 2018

El anciano y la muerte



Un anciano cargaba leña a su espalda tras cortarla en una dura jornada de labor. Tan dura había sido, y tan largo el camino que debía realizar para llevarla que, cansado, decidió llamar a la Muerte para poder descansar. Ésta se presentó en el lugar, y observando al anciano, le preguntó que a qué se debía su llamada. Y el anciano, repuesto tras unos minutos de reposo, y algo avergonzado, contestó:

– Pues para ver si pudieras ayudarme a llevar esta carga que tanto pesa. Nada más.

Las ganas de vivir, le habían hecho olvidarse del cansancio, del lamento, y del dolor, a pesar de las circunstancias. Y la Muerte, le perdonó.