.




miércoles, 17 de febrero de 2016

El lugareño y la sierpe - Jean de la Fontaine


  
Cuenta Esopo que un labriego, tan caritativo como imprevisor, paseando un día de invierno por su heredad, encontró una sierpe tendida en la nieve, transida, helada e inmóvil, y con tan poca vida que no le podía durar ni un cuarto de hora. 

El lugareño la coge, la lleva a casa, y sin pensar en cuál será el pago de su buena acción, la tiende junto al hogar y la hace volver en sí. Apenas sintió el reptil el grato calorcillo, recobró con la vida la ponzoña. Alzó un poco la cabeza, lanzó un silbido, replegase sobre sí y probo a dar un salto, arrojándose contra su bienhechor. “¡Ingrata! Exclamó el rustico: ¿ese es el pago que me das? ¡Vas a morir!” Y así diciendo, poseído de justa cólera, cogió el hacha, y en dos hachazos hizo tres sierpes de una: cabeza, tronco y cola. 

El bicho retorciéndose, probaba a juntarse: no lo pudo conseguir. 

 Ser caritativo es muy meritorio; pero ¿con quién? Ahí está la dificultad. En cuanto a los desagradecidos, todos tienen mal fin.


Otros blogs que te pueden interesar.


Image and video hosting by TinyPic

No hay comentarios:

Publicar un comentario