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sábado, 11 de junio de 2016

El lobo y la cigüeña - Félix María Samaniego,



Sin duda alguna que se hubiera ahogado
Un Lobo con un hueso atragantado,
Si a la sazón no pasa una Cigüeña.
El paciente la ve, hácela seña;
Llega, y ejecutiva,
Con su pico, jeringa primitiva,
Cual diestro cirujano,
Hizo la operación y quedó sano.
Su salario pedía,
Pero el ingrato Lobo respondía:
«¿Tu salario? Pues ¿qué más recompensa
Que el no haberte causado leve ofensa,
Y dejarte vivir para que cuentes
Que pusiste tu vida entre mis dientes?»
Marchó por evitar una desdicha,
Sin decir tus ni mus, la susodicha.

Haz bien, dice el proverbio castellano,
Y no sepas a quién; pero es muy llano
Que no tiene razón ni por asomo:
Es menester saber a quién y cómo.
El ejemplo siguiente
Nos hará esta verdad más evidente.


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