Cansados de ser derribados por los hombres, los robles se quejaron con Zeus, diciendo:
Vemos la luz del sol, pero en vano, ya que estamos expuestos, más que los demás arboles a los golpes brutales del hacha que usan los hombres para derribarnos.
A lo que Zeus respondió a los robles diciendo: ustedes mismos son los responsables de su propia desgracia, ya que si no brindaran madera para que los hombres fabriquen los mangos, las vigas y los arados, el hacha los respetaría.
Ciertos hombres, autores de sus propios males, echan la culpa neciamente a los dioses.
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