Había una vez una gallina que ponía todos los días un huevo de oro. Su dueña se frotaba las manos de contenta, pero una mañana se dijo para sí:
-Si con lo que come pone un huevo al día, si le diera el doble de grano tal vez pondría dos.
Dicho y hecho. Desde aquel día, la gallina tuvo doble ración de alimento. Así que empezó a engordar y a engordar, y tan gorda se puso que no pudo poner ya más huevos.
Otros blogs que te pueden interesar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario