Dijo a su mirla querida
el Mirlo de sus amores:
«Si no hubiera cazadores
¡cuan dichosa nuestra vida!
Un Gusano que esto oyó ,
dijo con voz lastimera:
«Si gusanos no comiera
el mirlo, ¡cuan feliz yo!»
Claro, lector, hallarás
de este apólogo el sentido:
Ato se queje si es comido
quien se come a ¡os demás.
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