Al buen Esopo díole un Borrico:
—Por quien soy te suplico,
si en algún cuentecillo rne introduces,
que pongas, como debes, en mi labio
"cordura, discreción, lenguaje sabio.
Esopo respondió: —Yo bien podría
fingirte bestia de talento y luces;
pero a! ver el solemne desatino,
todo el mundo a una voz nos llamaría,
el filósofo a ti, y a mí el pollino.
Es alabar a un necio
locura digna de común desprecio.
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