Un hombre adinerado y obsesionado por desear que se cumplan todos sus caprichos , deseos y ambiciones se aferró fielmente a la imagen de un SEMIDIOS , al cual le rendía culto y lo adoraba por sobre todas las cosas.
Cada mañana ordenaba a sus peones poner flores y agua, nadie podía acercársele sin que él lo autorizara , e incluso toda las mañanas le ofrecía ricos sacrificios como, oro , plata dinero y hasta lo cubría en costosos mantos finos bordados de hilo dorado , gastando considerables sumas de riquezas el cual parecía no importarle.
Hasta que una noche el famoso SEMIDIOS preocupado por la obsesión del adinerado e ingenuo hombre , se le apareció a este y le advirtió diciendo :
Amigo mío , yo no hago milagros , ni hago aparecer ni desaparecer nada , solo soy una simple estatua , deja de derrochar riquezas sobre mí, si sigues así gastaras hasta la última moneda y te quedaras sin nada , y cuando seas pobre e infeliz me culparas a mí de tu desgracia.
Si gastas tus riquezas en cosas innecesarias, no le eches luego la culpa de tus problemas a nadie más.
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