Soberbio de sus pintas un Leopardo
murmuraba gallardo:
¿Qué animal vale lo que valgo yo?
—¡Viva tanta modestia! —
el satírico Zorro contestó.— Ella sólo confirma lo que ya el mundo afirma:
que Su Excelencia es una linda bestia.
Pero, con su perdón, no envidio mucho los aplausos que escucho, ni esa opulencia, orgullo y hermosura fundadas del pellejo en la pintura; y yo, entre mí, quedara muy contento con el don del talento, brillo que siempre luce y nada empana, belleza de sustancia y de ornamento que gana con el trato cada día, y la única que el tiempo no avería cuando todas las otras borra o daña.
Y el sabio fué de la opinión del Zorro:
ni hombres ni libros valen por el forro.
Otros blogs que te pueden interesar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario