Una pluma de ganso mal cortada
el reposo buscaba en el tintero,
y a su lado una espada
de fina punía y de templado acero,
que gozar del descanso no sabía,
dijo a aquélla con poca cortesía:
—«¡Quita allá, que me tiznan fus borrones!
S é que, contenta con tu suerte negra,
te vendes por doblones,
y el alma se te alegra
al destrozar en un papel manchado
con un rasgo el honor de un desgraciado.»
La pluma le contesta muy ufana:
—«Es verdad que me vendo por dinero;
manchada estoy; mas me parece, hermana,
que en íu bruñido acero
adivino una mancha colorada
que te debe tener avergonzada.
— ¡Es sangre de un villano!
—¿Y te pagaron mucho, hermana mía,
por cometer tamaña alevosía ?
—¡Nunca mis fieros golpes doy en vano!
—Venga, amiga, la mano;
las dos nos comprendemos;
que iguales manchas que lapar leñemos.>
SJ a vivir mal te arrastra tu destino,
no te metas en casa del vecino;
obra con rectitud y con nobleza,
y levanta orgulloso la cabeza.
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