—¿Qué causa, infeliz, he dado
para que me desleiréis?—
triste un Zángano decía
a una Abeja, que al dintel
se hallaba de una colmena.—
¿Quiere s indicarme a quién
he causado el menor daño ?
—A nadie, seguro es—;
respondió al punto la Abeja; -
pero ¿cuándo hiciste bien?
¿Bast a ser inofensivo
para que comas la miel
que cogemos de las flores?
¿Te gusta holgar? Marcha, pues,
adonde, por no hacer nada,
casa y comida te den,
que aquí tan solo el trabajo
con fruto consigue prez.—
Sabia y concisa la Abeja
hizo al Zángano entender
que no basta no hacer mal,
es necesario hacer bien.
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