Al desplegar, de plumas de colores,
su cola un Pavo real, que ni de flores,
decía a las gallinas
que en el corral tenia por vecinas:
«¿Hay quien al ver mi garbo no suspire?
¿Uno que no me envidie y no me admire? —
«Tu gracia, dijo el gallo, amigo, es mucha;
pero en abriendo el pico, ¿quién te escucha?>
Si esta fábula estudia alguna bella,
lal vez se encontrará copiada en ella.
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