Una camelia orgullosa
dijo a una modesta rosa:
— «iQué! ¿No envidias mi arrogancia?»
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y contesta:—«Eres hermosa,
mas no tienes mi fragancia.»
L a persona inmodesta
se expone a recibir esa respuesta.
Pues qué, ¿no se oscurece la hermosura
donde el talento con su luz fulgura?
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