Comiendo un rico queso, a unos Gusanos
halló un Ratón, y díjoles: «Villanos,
¿cómo en bienes ajenos
podéis hincar los dientes tan serenos?..
¡Cara vais a pagar vuestra delicia!»
Roy ó el queso, y matólos con justicia.
Llegó un Gato a este punto,
vió el hecho, y al Ratón dejó difunto;
mas sobre el cuerpo yerto del ratero
el verdugo comióse el queso entero,
y ufano prorrumpió en estas razones:
«Así limpio la casa de ladrones.»
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